Las posturas invertidas, como Sirshasana (Postura sobre la Cabeza) o Adho Mukha Vrksana (el Pino), no dejan indiferente a ningún practicante de yoga: hay quien las adora y otros las evitan por miedo y falta de confianza en su capacidad para afrontarlas. En esta entrada del blog de YogaYe te damos algunos consejos útiles para hacer posturas invertidas de yoga.
Las posturas invertidas requieren fuerza, control y equilibrio, cualidades que merece la pena cultivar, tanto en nuestra práctica de yoga como en nuestra vida cotidiana. Entre otros beneficios, poner la cabeza por debajo del corazón aumenta nuestro nivel energético, nos anima a mirar las cosas desde otra perspectiva (literalmente) y nos ayuda a combatir la fatiga y la depresión.
- En general, se recomienda hacer un buen calentamiento antes de intentar las posturas invertidas como el Pino. Por ejemplo, unas vueltas de Surya Namaskar o Saludo al Sol hacen que la respiración se vuelva consciente, profunda y fluida al tiempo que vamos activando la musculatura a usar durante las inversiones: en la espalda alta, zona abdominal, brazos, manos y piernas.
- En yoga la constancia es muy importante. Por esto también se sugiere ir intentando las posturas invertidas con frecuencia, cada día, si puede ser. De esta forma se va cultivando la fuerza y la confianza y aprendiendo a soltar el miedo.
- El miedo puede ser un aliado más que un enemigo si nos dejamos guiar por él, utilizándolo para avanzar con inteligencia y con los sentidos bien despiertos. Muchos maestros nos dicen que las posturas invertidas son estupendas para cambiar nuestra relación con el miedo.
- Utiliza una pared si el temor a caerte es la principal barrera para que intentes hacer las posturas invertidas. Otra buena idea es que pidas a tu profesor o profesora que te proporcione apoyo físico durante la clase cuando llegue la hora de hacer la Postura sobre la Cabeza u otras inversiones como el Pino.
- Conocer nuestras limitaciones y respetarlas puede ser de gran ayuda. No hace falta tener prisa y ni medirse con los demás. Forzar el ritmo para lograr las posturas invertidas puede aumentar el riesgo de lesiones. Hemos de trabajar desde donde estamos con honestidad y desarrollando la fuerza a nuestro propio ritmo.