El yoga es una hermosa práctica del presente mediante la cual aprendemos a permanecer en un estado de consciencia más elevado.
La mente, estando íntimamente relacionada con nuestro ego y nuestras sombras, crea pensamientos constantemente. Muchas veces esos pensamientos están basados en inseguridades que cuánto más los pensamos, más se magnifican esos sentimientos de miedo y ansiedad.
El miedo nos paraliza y nos quita el poder. Nos atrapa en un estado reactivo e inactivo.
Una práctica mental del yoga es sentarnos y observar esos pensamientos e intentar sentir esas emociones que acompañan al miedo. Hay que darse cuenta que no somos nuestra mente.
Pero a veces nuestras emociones son muy fuertes y aquí es cuando la práctica física del yoga te puede ayudar a:
- procesar de forma positiva la incomodidad que sientes
- desapegarte de tu historia personal y salir de tu cabeza
- observar, aceptar y calmar tus pensamientos
- reconectar con tu centro de poder
Aquí te dejamos nuestras posturas favoritas que te ayudarán a recuperar tu fortaleza interior y elevar tu consciencia en el presente y en ti mism@.
Postura del niño (Balasana)
Esta postura es muchas veces el lugar de descanso durante secuencias de yoga. Esto es así precisamente por su poder de soltar la tensión en espalda y hombros (áreas donde se acumula el miedo y la ansiedad). Balasana te regresa a tu centro de comfort con tu cuerpo y promueve una respiración consciente.
1. Empieza con rodillas y manos en tu esterilla, pies tocando. Tus manos deben estar justo debajo de los hombros y tus piernas separadas como el ancho de tu cadera.
2. Exhala mientras te desplazas hacia atrás, dejando tu torso descansar sobre tus muslos. Extiende tus brazos. Asegúrate que cuello y hombros no estén tensos.
Postura del árbol (Vrikshasana)
En general, esta postura pone atención a tu plano físico y tu plano mental pierde poder.
Posturas de balance son clave para aliviar el miedo ya que son una excelente forma de explorar cómo siente el miedo en tu cuerpo. Y la observación del miedo es el primer paso para superarlo.
1. De pie con pies separados a distancia de caderas, flexiona una de tus rodillas y lleva el pie al interior de tu otro muslo. Los dedos del pie miran hacia el suelo.
2. Centra tu pelvis para que el peso esté justo sobre tu pierna de apoyo. Presiona tu pie hacia el muslo y mantén la resistencia necesaria para una estabilidad firme.
3. Coloca tus manos en rezo y mira ligeramente hacia arriba o delante tuyo. Encuentra tranquilidad en tu respiración.
Guerrero I (Virabhadrasana I)
Guerrero I (Virabhadrasana I) es una excelente postura de empoderamiento y es conocido por su habilidad de forjar enfoque y estabilidad.
Esta pose toma nombre del mitológico guerrero hindú Virabhrad, la encarnación del dios Shiva, ilustrado con ocho brazos armados y matando un demonio. En este caso, nuestro demonio es el miedo.
Practicando esta postura inevitablemente te sentirás más fuerte, con los pies firmes en el suelo mientras alcanzas el cielo.
1. Empieza de pie en tu esterilla de yoga. Respira profundo y toma consciencia hacia dentro.
2. Inhala elevando tus brazos sobre la cabeza, y exhala llevando un pie hacia atrás.
3. Gira ese pie a 45º y presiona toda la planta hacia la esterilla.
4. Flexiona tu rodilla delantera a 90º y centra tus caderas.
5. Alarga el torso y el pecho hacia el cielo (respetando la verticalidad).
6. Respira y aguanta la postura por lo menos un minuto. Para terminar, baja los brazos y trae tu pie trasero hacia delante. Quédate de pie tal como empezaste por unos segundos y siente los efectos del Guerrero I.
Guerrero III (Virabhadrasana III)
Esta postura te saca de tu zona de comfort poniendo tu cuerpo en una posición precaria.
Buscando equilibrio en una pierna, mientras la otra pierna está fuera de tu visión y tu torso en posición horizontal, te sientes como suspendido en el aire. Así es como Virabhadrasana III exige un salto de fe en ti mismo.
Mientras tratas de mantener esa postura, te estás demostrando que tienes el enfoque mental necesario para superar cualquier desafío.
Esta postura reúne tu fortaleza.
1. Empieza de pie en Tadasana. Extiende bien todos los dedos de tus pies de manera que sientas que tus pies están bien en contacto con el suelo.
2. Inhala y eleva tus brazos sobre la cabeza. Luego exhala y comienza a extender una de tus piernas hacia atrás a la vez que concentras tu peso sobre la otra pierna.
3. Lleva tu torso y tus brazos hacia delante y paralelos al suelo. Activa el core para crear firmeza y estabilidad en la parte superior del cuerpo.
4. Mirada hacia abajo y cuello relajado, en posición neutral. Mantén la postura durante 5/10 respiraciones.
5. Para salir de la pose, lentamente trae la pierna elevada donde está la otra pierna y regresa el torso a posición vertical. Repite con el otro lado.
Postura de la Silla (Utkatasana)
Lo que nos gusta de esta postura es que trabaja con el tercer centro de energía de tu poder, que se encuentra en el vientre. Conocido como chakra manipura, éste es la base de tu poder personal, tu autoestima y tu energía de guerrero.
Muchas veces nuestros miedos se sienten en el vientre, y es necesario que los afrontemos para ascenderlos. Esta postura estimula precisamente el poder de nuestro tercer chakra al acumular fuego en el core y requerir de ti una resistencia tanto mental como física.
1. En Tadasana, respira profundamente y trae consciencia hacia el interior.
2. En una inhalación, eleva brazos sobre la cabeza mientras flexionas rodillas y dejas caer los glúteos un poco.
3. Fíjate en tu postura, pecho abierto, cara hacia delante, toda la planta de los pies en contacto con el suelo, y las rodillas sobre los dedos de los pies. Hay una muy ligera abertura de la espina lumbar.
4. Aguanta 10/20 respiraciones. Para salir, deja caer los brazos y regresa a Tadasana.
Estas posturas son nuestras favoritas para recuperar la fortaleza y sentir la energía interna de uno mismo, a la vez que se disuelven los pensamientos que te han estado desconectando de tu bienestar interior. Te recomendamos practicarlas antes de empezar el día ya que podrás regresar a su efecto a lo largo del día en cuanto notes que esos pensamientos incómodos vuelven a tu cabeza.
¡Feliz práctica de empoderamiento!