Una de las sensaciones más guapas que recuerdo de mi infancia es la de ir descalza en el parque de casa. Hubo un día de verano y lluvia en el que con mis hermanas montamos una expedición para “reconocer el terreno”. La condición era ir con los pies desnudos para sentir las diferentes superficies y texturas: el césped húmedo, la untuosidad del barro, la piedra rugosa y fría. Hoy, conociendo un poco sobre el earthing, me pregunto cuanto habrá influído la electricidad de la tierra para hacer de ese un momento tan entrañable.
Earthing – o grounding - , en inglés, es la acción de andar descalzos sobre cualquier tipo de superficie natural. El concepto fue acuñado en los años noventa cuando un empresario de la TV por cable descubrió que estar en contacto directo con la superficie de la tierra - cargada de electrones negativos - le ayudaba a paliar sus dolores crónicos. Investigaciones científicas posteriores revelaron que la conductividad eléctrica del suelo de nuestro planeta reduce el estrés y el insomnio, mejora la función del corazón, regula la glucosa y mejora el sistema inmunitario, además de disminuir la viscosidad sanguínea, causante de enfermedades coronarias.
Así es que caminar descalzo y al aire libre es saludable, además de una experiencia sin duda reconfortante a nivel emocional, espiritual, y psicológico. Los pies están llenos de terminaciones nerviosas conectadas con órganos vitales como corazón, hígado, riñones, ojos, estómago, así es que cada vez que pisamos y presionamos estamos favoreciendo su buen funcionamiento. Dicen que es preferible practicar el earthing sobre superficies húmedas como la playa o el césped luego de la caída del rocío, puesto que el agua es un gran conductor.
A su vez, cada superficie tiene propiedades particulares, aquí unos truquillos más a tener en cuenta.
Hierba húmeda: Cuánto más húmeda, mejor. Favorece la absorción de los minerales y la energía de la tierra fomentando la circulación, fortalece el corazón y el sistema nervioso.
Piedra: Combate el dolor de cabeza, la mala circulación, el dolor de cuello, catarros, pies y manos frías.
Nieve: Estimula la circulación sanguínea.
Arena de playa: Fortalece las piernas, previene celulitis y piel flácida, da tono a los glúteos y muslos, y evita las varices.
Agua: Mejora la circulación, moldea las piernas, previene los callos, combate el pie de atleta, infecciones y cortes.
Hoy convertido en disciplina, el earthing promueve una conexión con la naturaleza mediante el sencillo hecho de caminar descalzos y con regularidad, un regreso vital – nunca mejor dicho –a los brazos de la madre tierra.